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Mayté Garcia MIravete

Se busca un líder con tres “H” y tres “C”

Actualizado: 7 ene 2021





Hoy es sin duda -en mi opinión- una época de liderazgos diluidos, comercializados, inexistentes en algunos casos y en otros solo con una brizna de autoridad conseguida por el cargo; un momento en el que parece que no existen hombres y mujeres capaces de representar a través de una acción ética y congruente a sus agrupaciones, sean políticas, empresariales o sociales, y en el que los jóvenes (y todos), buscamos a esa persona capaz de representar con un alto sentido del deber a otros, promoviendo a través de su sentimiento, pensamiento y acción los más altos intereses de la comunidad. Un líder lógico, maduro, conciliador, creativo y creador, humilde, con corazón, empatía, constructor y no destructor, negociador y no negociante en detrimento de otros, inteligente, humano…


En un entorno VUCA (por sus siglas en inglés), y que se refiere a la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de nuestra época, la personalidad de un líder se vuelve central en el desarrollo de organizaciones y comunidades.


Es este un mundo volátil en la que somos objeto de cambios rápidos, con incertidumbre ante las situaciones imprevistas que se multiplican y el número de factores que influyen en el que los hechos den resultados imprevisibles; en un ambiente complejo, en el que las personas y organizaciones funcionan en un entorno que condiciona sus actuaciones y que obliga a la comprensión de un entorno que cada vez exige más observación, estudio y análisis, con una cantidad de información abrumadora, que nos dejan con una sensación de ir constantemente atrás de lo nuevo; y, por último, la ambigüedad, en el que la interpretación de un mismo hecho es distinta, los factores a considerar no son evidentes, la causa y efecto no es simple y en el que no hay precedentes, por lo que un pensamiento o hipótesis debe intuirse y probarse, es que el líder debe desenvolverse y probarse en beneficio de otros.


Este tiempo VUCA, exige del líder contar contar con las tres H, según explica Margarita Mayo, maestra del Instituto de Empresa, y se refieren: Heart (Corazón), Habits (hábitos) y Harmony (Armonía); requiere también de las tres C que propusiera hace muchísimos años Jesús Reyes Heroles, connotado político mexicano y que consideran: al Corazón, la Cabeza y el Carácter. Esta propuesta es vigente aun después del tiempo que ha pasado desde su nacimiento y aplicable a los liderazgos modernos tanto políticos, así como empresariales y sociales, entre otros.


Ambas propuestas van casi en una línea paralela, sin embargo, podemos encontrar diferencias entre uno y otro que podemos aprovechar para nutrir a los liderazgos actuales.

En cuanto a las tres H, Margarita Mayo, dice que el Corazón (heart), debe contar con habilidades como: pasión, humildad y una historia personal congruente; en cuanto a los hábitos, la mentalidad de crecimiento, el estar abierto a la opinión de los demás y generar confianza a través de la comunicación, además de la cualidad personal de la resiliencia en el líder. Por último, la armonía (harmony) lograda a través de las acciones, que promuevan una comunidad fortalecida a través de los valores que el líder siembra y representa, lo cual permitirá que el legado o propósito social con visión a largo plazo del líder.


La visión de Reyes Heroles respecto a las tres C: Corazón, Cabeza y Carácter, como hemos comentado, no pierden validez, pues no aplican solamente desde la visión política, como fueron consideradas por el reconocido pensador mexicano, por ello es preciso ampliar nuestra mirada hacia una aplicación en las organizaciones, cualquiera que sea su objetivo, logrando con ello encontrar la utilidad y actualidad que estas tienen.


Reyes Heroles se refería a la capacidad de tener la “C” de Corazón, para entender intereses superiores a los egoístamente individuales; Cabeza para obrar con lógica, para reconocer los peligros; y, Carácter, para con objetividad defender los ideales y valores que forman a un líder, permanecer en ellos y promoverlos.


Combinando las tres H y las Tres C, encontraríamos un valioso recurso para aplicar a nuestra propia experiencia y que permitirá desarrollar con disciplina y trabajo liderazgos más centrados en valores, auténticos y carismáticos.


HÁBITO/CARÁCTER

Aprovechemos ambas visiones en favor de liderazgos reales e influyentes, de liderazgos auténticos. Es así, que la H de Hábito encaja con la C de Carácter, en el sentido filosófico del término. En este sentido ya lo decía Aristóteles en la “Ética a Nicómaco”, en la que define al hábito como aquello en virtud de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones. El hábito predispone a un sujeto para la realización perfecta de una tarea o actividad, por lo cual, podríamos agregar que el carácter impulsa y buscará entonces la perfección del líder, el hábito que lo lleve a la búsqueda constante de la perfección.


“…las virtudes no existen en nosotros por la sola acción de la naturaleza, ni tampoco contra las leyes de la misma; sino que la naturaleza nos ha hecho susceptibles de ellas, y el hábito es el que las desenvuelve y las perfecciona en nosotros.”


CORAZÓN

Corazón, en ambos autores coincide. El corazón de un líder lleno de pasión, de humildad y una historia personal congruente, nos lleva al corazón de Reyes Heroles en el que indica que el líder debe estar libre de egoísmos y servir a los demás, esa es la pasión y la humildad, la verdadera empatía de un líder, misma que le permitirá entonces entender por entero lo que motiva a cada persona que representa. Un líder sin corazón, no es líder, será en el mejor de los casos una autoridad solamente y generalmente poco identificada con las causas que representa.

ARMONIA/CABEZA

Para Margarita Mayo la armonía se logra a través de las acciones para fortalecer a la comunidad a través de los valores inculcados por el líder, son un legado. Sin embargo, ello resulta repetitivo, pues ya están contenido en los hábitos, en la virtud del líder.


Mientras tanto para Reyes Heroles, la Cabeza significa el actuar con lógica, reconocer los peligros. Esto en un líder es una garantía, es ser el líder visionario que requieren los entornos actuales. Un líder es aquel que puede prever los posibles escenarios ante distintas acciones y conducir a su grupo a buen fin. La cabeza implica el pensamiento estratégico y el conocimiento puestos al servicio de los demás. Señala la necesidad del líder de medir riesgos en un ambiente volátil y ambiguo, por ello, esta es una condición no solo útil, es necesaria. Un líder sin la C de cabeza no logrará objetivos, hundirá probablemente a la comunidad empresarial, social o política en la desesperación por los desatinos de su acción llevándolos a la incertidumbre.









Podríamos agregar otras tres C, entre ellas la comunicación, el compromiso y el carisma.

En cuanto a la comunicación, el líder debe ser un excelente transmisor de ideas, de su visión, de su pensamiento, al mismo tiempo de un excelente escucha, pues ello le permitirá conocer lo que necesitan las personas, lo que las mueve, así como sus pensamientos e ideas; esa comprensión establecida mediante una comunicación asertiva y madura, permitirá establecer objetivos realistas y alcanzables; eliminará las falsas expectativas y ubicará a cada cual en un entorno de trabajo compartido con metas comunes.


El carisma, una cualidad personal con la que no todos los líderes cuentan, es sin embargo y alineada con la congruencia del líder posible de lograr. Un líder humano, sencillo, cercano, que acepte otros liderazgos y los sume al suyo propio estará logrando este carisma, que aunado a un compromiso profundo, leal y honorable con las personas integrarán un liderazgo auténtico y poderoso.


Un líder que combate otros liderazgos, estará perdiendo la valiosa oportunidad de potencializar sus propias posibilidades, restando la capacidad, la visión y la acción de otros apreciados integrantes de un equipo, sea en lo político o social.


Es así que el líder es un estratega en un ambiente complejo, un hombre o mujer de carácter, con virtudes y hábitos superiores, consciente de la importancia de su ejemplo como modelo a seguir, ello nos lleva al líder auténtico, generoso, inteligente, empático y resiliente, centrado y que comprende los entornos en los que los individuos nos movemos hoy.


Es por ello que buscamos líderes con las tres “C” y con las tres “H”, y estoy segura que si buscas lo encontrarás en lo que tú eres capaz de ser y hacer.

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